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San Joaquín y Santa Ana

San Joaquin y Santa Ana

Joaquín y Ana son los nombres que nos revela la Tradición acerca de quienes fueron los padres de la Virgen María. Esto, si ya de por sí es un gran honor y una inmensa gracia de Dios, se intensifica al deducir que, como padres de la Virgen, son también los abuelos de Jesús.

Esta enorme dignidad, que es parte de la promesa salvadora de Dios para con el pueblo de Israel y todo el género humano, se encuentra parcialmente revelada en los nombres de estos dos santos. Y es que todos los nombres de origen judío encierran un significado que habla de la Alianza establecida por Dios con el pueblo de Israel. Mientras que el nombre Joaquín significa “Dios prepara”, el de Ana quiere decir “gracia”.

La unión de estos esposos adelanta la preparación del plan de Dios para repartir infinidad de gracias, de las cuales la primera fue el fruto inmediato de este matrimonio: María.

No hay datos oficiales sobre la vida de estos dos santos, sólo lo que nos relata la tradición y algunos escritos apócrifos. Se cuenta que Ana cuidó de María durante los primeros años de su infancia, hasta que fue llevada al templo para consagrarla al servicio de Dios.

Joaquín y Ana siguieron una vida de oración hasta su muerte. Su fe y devoción les ganaron el ser elegidos para ser los padres de la Madre de Dios, colaboradores de la Inmaculada Concepción.

La Iglesia los recuerda como los abuelos de Jesús, es por ello que en su fiesta se recuerda a aquellos que, estando en una edad avanzada, siguen firmes en su papel de transmisores de la fe, ahora a sus nietos.